Éxito de la plantación de salceras del 2018

La Asociación Gabardiella, la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos y Ecologistas en acción han contado con la colaboración de más de 30 voluntarios en esta nueva plantación de salceras realizada en Biscarrués. Con esta edición son trece años de reforestaciones por la comarca.

De nuevo numerosas personas de Zaragoza, Loarre, Biscarrués, Huesca y otros pueblos de la Galliguera ayudados por miembros de Ecologistas en Acción y de la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos han participado en esta iniciativa. A las diez del pasado día 24 de febrero se partió de la plaza de Biscarrués pasando por una cruz de término restaurada y la bonita fuente y lavadero del siglo XVI con zona de merendero, las oliveras centenarias d´a Plana hasta la zona de plantación.

Fueron muchas las familias y con miembros de todas las edades y muchos niños y niñas que pudieron plantar su primer árbol en la vida. Al comenzar se repartió una hoja explicativa y el cuento de «El sembrador de árboles» de Jean Giono que inspira esta iniciativa. A continuación toco picar, colocar bien el tronco, echar tierra, aplastárla y darle forma de hoya y regar. Durante las dos horas que duro la actividad todos los participantes se afanaron en plantar muchas salceras plantándose un total de 120. Una vez acabada la plantación hubo un buen almuerzo con dulces y a continuación se paseo por un tramo del sendero botánico que ayer recibió el Premio Félix de Azara.

Este recorrido mezcla el bosque mediterráneo, de ribera y atlántico con árboles singulares: sauces, chopos, artos, alisos, caxico, fresno, madroño, etc. Junto a sus aguas verdes se ha atravesando una zona de soto en la que ver huellas y rastros de animales como: ardillas, nutrias-loiras, jabalís, jinetas-chinetas, tejones-melones, fuinas, etc. Entre las aves que se pueden ver están las de río: cormoranes, grazas, patos y hasta gaviotas y las de monte picatroncos, papirroi, pinchán, garrapescaire, milano real, águilas y buitres.

Para finalizar se pasó junto a las nabatas del río Gállego, donde se ha explicó su proceso de construcción, invitando a los participantes a las jornadas del río Gállego con el descenso de nabatas que se realizará el sábado 22 de abril.

En el transporte ha colaborado la Asociación Desarrollo de la Hoya de Huesca (ADESHO).

 

¿Por qué plantamos aquí berdugos de sarga?

Para atar los troncos de las nabatas se utilizan “berdugos de sarga”, razón por la cual la mata de la que salen se denomina berduquera, berduguera, sarga o sarguera en aragonés. Las sargueras son un tipo de sauces – salzes – arbustivos que crecen en las orillas de los ríos pirenaicos creando un muro vegetal entre el agua y las terrazas superiores, son arbustos de la glera que forman “bosques de galería”. Lo apretado de sus varas retiene en las riadas tierra y limos, bardo, bolos y tarquín que aumentan y fertilizan el suelo. Sus tallos son flexibles “como el mimbre” pues de hecho de sus varas se saca el mimbre o bimbre. La especie original de bimbre es el Salix viminalis (bimbre < viminalis), que no es natural de la Península, por lo que se utilizaban las distintas especies de sargueras del país, más alguna otra arbórea como Salix fragilis, el salzbimbre.

Otra característica interesante de las sargueras es que al ser vegetación de ribera, acostumbrada a las avenidas, cuando la fuerza del agua vence su flexibilidad se rompen y bajan por el cauce hasta que paran en algún otro lugar. Allí rebrotan, rechitan, y si encuentran tierra donde enraizar, vuelven a crecer. Eso nos permite reforestar de berduqueras (y de salzes y chopos) cualquier lugar con suficiente humedad en el suelo, de manera tan sencilla como clavar estacas de un par de palmos (en realidad no hay una medida necesaria) en tierra.

Para que el éxito  esté asegurado conviene enterrar la mayor parte de la estaca para que así las yemas se dediquen a producir más raíces que hojas, pues si saca muchas hojas y pocas raíces cuando se acabe la reserva de la rama morirá.

Se emplean dos especies de sargueras para los berdugos, la sarguera blanca y la negra o roya. La primera se corresponde con la especie Salix eleagnos subespecie angustifolia, tiene las hojas muy estrechas y largas, blanquiñosas por el envés. Parece ser que es más blanda y manejable que la negra. Crece en el centro y sur de Europa, Asia Menor y África septentrional, asociada a los ríos de montaña por lo que es escasa en los somontamos.

La sarguera negra o roya (Salix purpurea) no es tan montañera, abunda en las sierras y se hace más escasa al norte y al sur de las mismas; su área general es algo mayor que la anterior, en los tres continentes. Se conoce por sus hojas y flores opuestas en la rama, o en su defecto por las yemas correspondientes. Son hojas más cortas y anchas que las de la sarguera blanca, sin dejar de ser alargadas y estrechas; no tienen pelillos por el envés y son más anchas en su parte final. Esto habrá que verlo cuando broten. Las ramas son a menudo rojizas de donde le vienen los nombres científico y popular.

Históricamente, ambas se han empleado en cestería como bimbre, en la construcción de las nabatas y como medicinales, contra la fiebre o mal de capeza (ácido acetilsalicílico, el de la aspirina), reuma, sedante, astringente, etc.